Obituario escrito por Gustavo Dessal:
ADIOS A PEDRO
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> Esta madrugada del 12 de enero de 2013, ha fallecido en Murcia nuestro colega y amigo Pedro Sánchez.
> Es común que tras la muerte de alguien a quien queremos, tendamos a
exaltar sus virtudes. Pero en este caso, no fue necesario que llegase
este momento para que en toda la comunidad analítica existiese el
consenso de que Pedro ha sido una persona de valores que,
desgraciadamente, tienden a extinguirse en el mundo contemporáneo.
> Fue su vida una sucesión continua de batallas incansables y
decididas por causas que el cinismo actual considera fuera de moda. Su
coraje, su pasión por lo verdadero y lo justo, lo convirtió en un
luchador desde los tiempos del franquismo. Sus convicciones religiosas,
su fe en el verdadero mensaje del humanismo cristiano, lo enfrentaron a
la institución de la Iglesia, hasta romper definitivamente con ella, en
una época en la que una decisión semejante suponía el riesgo del
ostracismo social. Nada de ello acobardó a Pedro, quien no dudó en
sumarse a los movimientos que entonces contribuyeron a promover el
despertar de una sociedad sumergida en la ignorancia y el oscurantismo.
Su encuentro con el psicoanálisis fue la revelación de que existía un
discurso capaz de expresar aquello que constituía para él el fundamento y
el sentido de la existencia: su amor a la verdad. A partir de ese
momento, se convirtió en el alma del movimiento psicoanalítico de
Murcia. Generaciones de analistas se formaron con él, y durante décadas
dedicó su infatigable energía a sostener y promover el discurso
analítico. Su nombre, su prestigio, su ética indeclinable, hicieron de
él un referente incuestionable en la ciudad, donde el número de personas
que hoy se duelen por su pérdida se cuentan por centenares. Pedro no
conoció jamás el sentimiento de la derrota, y se enfrentó a las
dificultades y los obstáculos que surgieron a su paso, tanto por sus
convicciones políticas, su posición frente a la institución religiosa, y
por su indeclinable lucha por el psicoanálisis, asumiendo con valentía
las consecuencias de defender todas aquellas causas a la que se hallaba
entregado.
> Tuve la fortuna de conocerlo muy íntimamente, de ser honrado con su
amistad y su respeto, de apreciar la integridad moral de alguien que
hasta el último aliento siguió dedicando sus menguadas fuerzas a
mantener vivo aquello en lo que creía fervorosamente: el psicoanálisis.
> No solo la ciudad de Murcia, y la comunidad analítica de España, le
deben mucho a este hombre singular. Hoy lloramos la pérdida de un
ciudadano que, en el fondo de la decadencia moral que atravesamos,
seguirá vivo en nuestro recuerdo como alguien que supo hacer de su deseo
la orientación recta de toda su trayectoria.
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> Gustavo Dessal